Como decíamos, somos una pareja común, con dos hijos pequeños que son el centro de nuestro mundo. En 2021, nuestro hijo menor tenía 2 años y el mayor 4. Si eres padre o madre, sabes lo que significa: el amor profundo hacia ellos viene acompañado del agotador esfuerzo que demanda su crianza, noches sin dormir y días extenuantes. Si nuestra forma física ya se había ido deteriorando sin darnos cuenta con el paso de los años, al volcarnos en el bienestar de nuestros hijos, nuestro estado de forma se volvió más que deficiente.

El tiempo pasaba y, casi sin advertirlo, nuestros cuerpos reflejaban el cansancio acumulado y la falta de atención. A mis 51 años y los 44 de Susana, estábamos alrededor de 20 kilos por encima de un peso saludable y con el nivel de energía por los suelos.

Recuerdo un día particularmente agotador. Corría el mes de marzo de 2021 y los niños estuvieron todo el día con nosotros, Susana con ellos por la mañana y trabajando por la tarde y yo al revés, trabajando por la mañana y con ellos toda la tarde. Al reunirnos en casa a última hora nos dimos cuenta de que estábamos demasiado cansados para simplemente correr tras ellos. Fue en ese momento cuando sonó ese primer pequeño clic que lo inició todo.

Pocos días después fue Susana quien, con valentía, dio decididamente el primer paso, asumiendo que era el momento de cambiar, por ella, por nosotros, y por nuestros hijos. Trazó un plan ajustando la alimentación, añadiendo algo de ejercicio y, sobre todo, manteniendo una mentalidad decidida para recuperar el equilibrio en su cuerpo y mente.

NUESTRA HISTORIA

Somos Susana y Pablo, una pareja común y corriente, pero con una historia de transformación que nos encanta compartir, porque lo que es bueno para uno mismo es lo que quieres para los demás y si en una mínima parte somos capaces de inspirar a alguien a conseguir su bienestar nos damos por satisfechos

No todo fue fácil. Recuerdo que al principio me costaba muchísimo hacer ejercicio y las agujetas fueron considerables. Fue particularmente traumático para mí darme cuenta de que no era capaz de hacer ni una sola abdominal. Hasta que no te pruebas a ti mismo no sabes cuáles son tus capacidades y estaba claro que yo había sobrevalorado las mías. Sin embargo, lejos de achantarme, esa evidencia de mi nefasto estado físico provocó en mí una especie de enfado conmigo mismo ¿Cómo era posible que hubiese llegado tan bajo? Me propuse ir mejorando, poco a poco pero sin pausa. Haciendo cada día no más de 10 ó 12 minutos de ejercicio, logré finalmente hacer mi primera abdominal, luego 2, a los pocos días 3, y fui aumentando hasta… bueno, todavía no he llegado al final, aun sigo intentando mejorarme a mí mismo.

Es asombroso lo que una mentalidad decidida y un enfoque correcto pueden hacer. El cambio fue casi contagioso. Cuando Susana empezó a ver los primeros resultados, yo no podía quedarme atrás. Así que, juntos, iniciamos un viaje hacia nuestro bienestar. Es cierto que hubo momentos en los que dudamos, pero cada pequeña victoria, cada gramo perdido y cada vez que nos sentíamos más fuertes, nos impulsaba a seguir. Comenzamos a sentir que había una magia en este proceso, una transformación que no solo afectaba a nuestros cuerpos, sino también a nuestra mente y ánimo.

Había días en los que el agotamiento del trabajo y los niños nos hacían dudar de si realmente lograríamos mantenernos en este nuevo estilo de vida. Pero cada vez nos sentíamos mejor, la buena alimentación hacía milagros en nuestro cuerpo, dándonos más energía, permitiéndonos descansar más y mejor, solucionando en gran parte de nuestros problemas estomacales y digestivos. Por ello el impulso de seguir crecía y estábamos decididos a no volver atrás.

Finalmente, tras 6 meses de constancia y la adquisición de buenos hábitos, con 20 kilos menos cada uno y una composición corporal equilibrada, nos encontramos con más energía de la que habíamos tenido en años. Podíamos disfrutar más tiempo con nuestros hijos, sentirnos más presentes, y afrontar cada día con una vitalidad renovada. Es como si hubiésemos subido a un tren de salud y bienestar del que no queremos bajarnos nunca.

Lo más sorprendente de este proceso fue el impacto que tuvo en nuestro entorno. Amistades y familiares comenzaron a preguntarnos cómo habíamos logrado un cambio tan visible, al boca a boca hizo su magia y sin darnos cuenta creamos un grupo de personas interesadas en mejorar su bienestar y lograr su mejor versión. A lo largo de estos años, hemos tenido la oportunidad de ayudar a muchas personas a mejorar su estado físico, y en algunos casos, hemos presenciado transformaciones verdaderamente espectaculares, como la de un querido amigo de la infancia, que resulta especialmente satisfactoria a la par que espectacular (31 kg menos en 9 meses, reduciendo 30 cm de cintura y mejorando todos su parámetros corporales). Y es que ver cómo otras personas recuperan su bienestar y su confianza nos ha dado una satisfacción indescriptible.

Esta es nuestra pequeña historia de éxito. Y créenos que no la contamos para vanagloriarnos o suscitar envidias, sino para que pueda quizás servir de inspiración a otras personas que estén en esa fase de querer mejorar sin saber cómo o incluso ya hayan tirado la toalla porque “total ya se sabe que cuando cumples años es inevitable coger unos kilos demás”... No es cierto. Cuantos más años se cumplen más tenemos que cuidarnos y por muy mayores que seamos no tenemos porqué sentirnos mal, tener dolores, no ser capaces de agacharnos a atarnos los cordones o no poder coger en brazos a nuestros hijos o nietos.

Sabemos que si nosotros pudimos, cualquiera puede lograrlo. ¿Te gustaría saber cómo lo logramos? Conoce las bases de nuestro método y cómo tú también puedes hacerlo. ¡Haz clic en el botón y comienza tu propio viaje hacia el bienestar!